DR. GUSTAVO CANO
El Peje es quizá el villano más amoroso y controvertido de los tiempos políticos
mexicanos, al menos en lo que va del siglo XXI. Diga lo que diga y haga lo que
haga, lo critican y lo alaban, pero jamás pasa por desapercibido. Parece ser
que su principal problema es él mismo, anda cargando su agresivo pasado y sus desalianzas. No
porque en política eso me espante, sino porque sus enemigos políticos han
sabido explotar muy bien la imagen de un político intolerante y violento en su
persona. Lo proyectan como un chivo purgado-mala onda en cristalería que quiere ganar a como
dé lugar.
Y luego viene toda una sarta de acusaciones principalmente
tramadas desde la derecha hard-core y desde la mismísima “mafia en el poder”,
como el Peje la ha identificado: ¡Que nos llevará al
comunismo-socialismo-hugochavismo! ¡Que es un farsante de lo peor! ¡Que es un
peligro para México! ¡Que va a nacionalizar hasta al perro de la casa! ¿Qué cómo
es posible que proponga que PEMEX ya no haga más hoyos? ¡Que es ridículo que
proponga crear cinco refinerías en el país! (¿¿¿Qué no sabe que eso no se puede
hacer???) ¡Que el PRD es una sarta de rateros y corruptos, todos coordinados
por él en persona! ¡Que en cuanto gane las elecciones, al día siguiente, el peso se convierte en
mierda! ¡Que echó a andar a los del #YoSoy132! Y mi favorito: ¡Que el Peje está obsesionado con el poder!
Ja, ja, ja…
cualquier candidato presidencial está obsesionado por el poder, hasta Quadri,
vayamos. Ahora resulta que sus críticos son expertos en absolutamente todo. Se
abusa de la ignorancia política del pueblo mexicano promedio, de su falta de contacto
con la realidad del país, sobre todo el de la clase media alta, media y media
baja. Los de la clase alta, por el contrario, saben muy bien lo que hacen y lo
que dicen en relación al Peje. De todas maneras, too much Televisa in their
heads.
Aunque también el Peje tiene lo suyo en esta campaña. Su
situación con el PRD es más o menos
patética. No cuenta con el apoyo del partido y creo que eso habla bien de él,
irónicamente. El Peje, si gana, que no creo, sería un presidente muy solo. Sin
estructura partidista de apoyo en el congreso y en ningún lado. Es cierto que
ha presentado a su gabinete y se ve bien, se ve funcional, pero eso la gente
promedio no lo sabe. Él no se ha sabido despegar de Bejarano y compañía, el de
las ligas que recibía billetes de un argentino y lo grababan en video. El argentino, ex dueño del equipo León, además. La
gente lo sigue asociando con ese escándalo, no obstante el Peje no tuvo nada
que ver.
Su peor enemigo siempre estuvo en casa: el Peje hace campaña
a pesar del PRD y sólo obtiene la nominación mediante una ingeniosa negociación
con Ebrard, quien se perfila como un serio aspirante de la izquierda a la
presidencia en el 2018. Tampoco me queda claro cómo va a vencer la corrupción
que aqueja a nuestro país. Su idea de obtener 300,000 millones de pesos al
acabar con la corrupción me suena retadora en el mejor de los casos, pero no
muy factible que digamos, o al menos no ha sido lo suficientemente claro en
relación a cómo lo piensa lograr. Ciertamente, todos estamos hasta la madre de la corrupción.
Algo que me llama la atención es que el número de acarreados
en sus mítines es mínimo a comparación de los otros dos contrincantes. Parece
contar con un apoyo auténtico de la gente, de ahí que base su esperanza de
ganar las elecciones en el accionar directo del electorado, no obstante ninguna
encuesta seria lo pone a la cabeza en la contienda. Luego pasa algo chistoso: primero
la gente lo ubica como un personaje violento e intolerante, luego él sale con
lo de la república amorosa y basa sus planteamientos en esquemas de justicia,
amor y honestidad. Entonces la gente no partidista, en su mayoría, cree que ya
se volvió loco o de plano no le cree nada.
Su discurso suena coherente, propositivo y factible. En los
próximos años los mexicanos vamos a necesitar de PEMEX más que nunca. Darle el
control de PEMEX a los extranjeros, por definición, tiene como fin primario dar
buenos resultados a los accionistas extranjeros y no a la nación mexicana en su
conjunto. También es esencial que los mexicanos nos “serenemos” con lo del
narcotráfico, más de 50,000 muertos y 10,000 desaparecidos son una verdadera
amenaza para la seguridad nacional de cualquier país.
El Peje perdió la presidencia en el 2006 por varias razones:
su arrogancia (“Soy indestructible”), su negativa a hacer alianzas estratégicas
con grupos en el poder, un equipo mediocre de campaña (que se preocupaba más
por repartirse las secretarías del gobierno federal que ponerse a trabajar en
la campaña), su ausencia en el debate, la manita negra de la Maestra, etc. Si
las elecciones se llevasen a cabo el 1 de agosto, yo sí creo que el Peje
tendría posibilidades reales de superar a Peña Nieto. Pero bajo las actuales
circunstancias, nomás no. Cuatro años de Televisa en la cabeza de la gente
promedio está resultando muy duro de vencer. Vamos a ver. Igual y una mayoría silenciosa
que no ha sido detectada por las encuestadoras sale este domingo a poner las
cosas en su lugar. Igual no.
Por cierto, no voy a votar por el Peje principalmente porque
no tengo credencial del IFE.