martes, 8 de marzo de 2011

Escúchanos compadre

Las consecuencias de WikiLeaks no terminan de darnos sorpresas, y esta vez le tocó el turno a México, concretamente al presidente Felipe Calderón Hinojosa y al ejército mexicano.  Desde diciembre del 2010 se filtró un cable supuestamente proveniente del embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, que hace referencia a las “debilidades” del ejército mexicano. En éste se describía que el ejército mexicano “tiene una nula preparación, es lento, sufre aversión al riesgo, está dividido y no es una garantía en la lucha contra el crimen organizado que emprendió el gobierno del Presidente, Felipe Calderón.”[1]

“No me ayudes compadre” fue la respuesta del presidente mexicano cuando periodistas estadounidenses le preguntaron sobre este tema mientras daba una conferencia de prensa por su visita al vecino país la semana pasada. Y para no quedarse atrás y mostrar que “tiene” una buena relación con Obama, agregó que hablaría con el presidente estadounidense para valorar (o más bien quejarse de) las acciones del embajador. Pero oh sorpresa, el pobre FCH se tuvo que quedar con sus quejas porque sí, el Embajador Pascual se queda.  Philip Crowley (Secretario adjunto de Asuntos Públicos del gobierno estadounidense) calificó de ‘“excelente” la labor de Pascual y su equipo en defensa de los intereses nacionales estadounidenses”’ [2] y agregó “nos esforzamos con México en los temas de seguridad que nos preocupan a ambos y reconocemos el peso extraordinario que recae sobre las instituciones mexicanas.”’[3]

Honestamente, ¿qué esperaba el presidente Calderón? ¿Realmente creía que Obama destituiría a Pascual sólo por reportar una clara verdad? No me malinterprete, tengo esperanzas de que no todos los miembros del ejército sean como los describe Pascual, de verdad lo espero, pero con 34 mil muertos en los que va del sexenio de FCH, ¿qué se puede pensar? El comportamiento del Presidente Calderón no fue una simple reacción en defensa de la soberanía nacional e institucional; lo que realmente significó fue un malestar por la crítica directa que se hace a su política de seguridad. El Embajador Pascual puso en “evidencia oficial” la falla de la política anti-crimen del gobierno federal, situación que claramente molestó a FCH porque éstas declaraciones legitiman las voces mexicanas que protestan diariamente contra la política de seguridad federal.

Si bien Estados Unidos no tiene que andar opinando sobre nuestras instituciones, las afirmaciones evidencian el clamor general. ¿Acaso no todos pensamos lo mismo que concluyó Pascual? Miles de mexicanos seguimos quejándonos de las acciones militares, de sus errores y del estado de caos que lejos de controlar  han aumentado. Y ¿qué ha hecho el presidente? Nada. Pareciera que ante las quejas ciudadanas se hace el sordo. La diferencia que hace que la crítica venga desde afuera, ¿cierto? ¿Cuándo seremos escuchados los ciudadanos? ¿Tenemos que esperar otro informe que hable de las fallas políticas y haga enojar a nuestro presidente? Los políticos olvidan que no fueron fuerzas internacionales los que los hicieron llegar al poder, fuimos los millones de ciudadanos que votamos y que alguna vez creímos en ellos. Así, nuestro clamor es “escúchanos compadre”, escúchanos Felipe Calderón Hinojosa. En estos 4 años van más de 34 mil muertes, y ¿es posible que usted señor presidente aún se sorprenda por las declaraciones del Embajador? Seamos prácticos, las declaraciones simplemente reflejan la realidad. Ya no andemos dándonos de topes y mejor acepte que las cosas se han salido de sus manos. Sí, defendamos la soberanía nacional pero aceptemos las graves fallas que tienen algunas instituciones mexicanas.

Ana Karen Mendoza Montealegre
Ciencia Política
Universidad de las Américas, Puebla


[1] Ana Anabitarte, “El ejército es lento y mal preparado”, El Universal ( 3 de diciembre de 2010). Disponible en : (http://www.eluniversal.com.mx/nacion/182233.html
[2] Milenio, “Pascual se queda, pese a malestar de Calderón: EU”, Milenio (5 de marzo de 2011) Disponible en: (http://www.milenio.com/node/662468).
[3] Ibid

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