Después de leer los siguientes cuatro artículos:
1. “Inspira Churchill a FCH en su lucha”, Mayolo López, Reforma, 14 de mayo 2011
2. “Yo, Napoleón”, Carlos Fuentes, Reforma, 24 de mayo 2011
3. “Eliminan (ahora sí) al 'Chayo'”, Antonio Baranda, Reforma, 10 de marzo 2014
4. “Los casos del “Chapo” y del “Chayo” revelan el fracaso de Calderón: expertos; ahora debe rendir cuentas, dicen”, Sin Embargo, 11 de marzo 2014
Antes de leer los artículos mi opinión sobre el
presidente Felipe Calderón era que durante su gestión fue un hombre valiente.
La mayor parte de mi vida la viví
en Matamoros, Tamaulipas; ciudad bastante pequeña pero estratégica para el
negocio de las drogas. En pocas palabras: crecí en una ciudad violenta. En una
región en la que ver a narcos, ‘halcones’ o ‘estacas’ era –y sigue siendo- de
lo más normal. Cuando la famosa “guerra contra el narcotráfico” de Calderón
empezó, yo le tenía más miedo a ver soldados del Ejército Mexicano y a la Marina
en las calles, que a los narcotraficantes que a diario me topaba de camino a la
escuela o a los retenes que éstos montaban cerca de mi casa.
Llega un
momento en el que las situaciones que en un principio eran horribles y temidas,
se vuelven parte de lo cotidiano. Para muchos Calderón es el badulaque que
desato el infierno en México, y el causante de las muertes de miles y miles de
personas. Para mí, es una persona ingenua. Siempre he creído que Calderón ignoraba
la magnitud del problema; no solo del narcotráfico, pero de la corrupción en el
país y la red tan extensa de protección policiaca y política al crimen
organizado.
Retomo mi frase inicial, en mi opinión el
presidente Felipe Calderón fue un hombre valiente. Profano, simplón e
ignorante, también. Calderón jugó a ser el héroe de la nación, y falló. Su
estrategia para combatir el narco en el país fue equívoca en mil y un aspectos,
pero ello no significa que fuera del todo un desacierto.
Me costó
mucho trabajo entender a quienes lo llamaban ‘estúpido’ –entre muchos otros
adjetivos altisonantes–, pero después de vivir en Puebla ya casi dos años y de
convivir con personas del centro del país y otros estados, me doy cuenta de que
las criticas a Calderón son totalmente distintas porque el impacto que tuvo su
estrategia fue completamente diferente para los estados del norte, que para el
resto de la República Mexicana.
En mi
vivencia, la estrategia de Calderón en el norte del país no logró erradicar al
narcotráfico, pero si dio un fuerte golpe al crimen organizado. En cuestión de
meses, los narcos y sus achichincles empezaron
a recurrir a actividades que antes no hacían para poder mantener todo en orden.
Desde pedir cuotas a los pequeños y medianos negocios, hasta tener que vender
gasolina en las esquinas, o más impresionante aun, pasaron de sus trocas último modelo a carritos viejos y
feos.
Después de leer los artículos mi opinión sobre el
presidente Calderón es que tal vez –y sólo tal vez– no es ni tan bobo ni tan
ingenuo como yo pensaba. Al contrario, fue astuto y hábil en las decisiones que
tomó.
¿Cuántos
no han muerto por hablar o señalar alguna situación de injusticia? ¿Cuántos
periodistas, reporteros o fotógrafos no han pagado con su vida al hablar del
narco en México? Y Calderón, que le declaró la guerra al narcotráfico, es decir
a aproximadamente 9 o 10 cárteles armados –y bastante poderosos en México– ,
sigue “vivito y coleando”. ¡Que suertudo!
No soy
experta en el tema, pero he vivido mucho relacionado a ello, he leído e
investigado al respecto para poder dar opiniones acertadas y sobre todo documentadas,
y pienso de manera firme que Calderón fue un presidente egoísta, que pactó con
quien tenía que pactar en su momento para poder llevar a cabo su faramalla de
la “guerra” contra el narco. Que para su mala suerte, se le caería el teatrito
en poco tiempo y de manera brutal.
Fue
astuto y hábil, después de todo se aseguró unos años más de vida, el puesto de
Presidente de la República Mexicana y seis años de pasar a cobrar el cheque sin
importar las consecuencias para los demás.
Insisto
en que la estrategia no fue un error rotundo, por lo menos no para ciertas
zonas del país, en donde se puede decir que hubo un avance significativo en
cuestión de seguridad. Pero soy realista, y Calderón pasó de soñar con ‘un
mundo mejor’ a vivir dormido; empezó con una estrategia “fuerte” (por así
decirlo) y prometedora que con el tiempo se convirtió en un discurso absurdo y
delirante.
En
relación a la cuarta nota proporcionada, dudo mucho que se dé la rendición de
cuentas por parte de Felipe Calderón por las decisiones que tomadas durante su tiempo
en la presidencia, por una simple y sencilla razón: si cae él, caen todos.
Por
último me gustaría señalar que si de encontrar un culpable se trata, va mucho
más allá de sólo Calderón y contados son los que han caído en manos de la
justicia.
Teniendo un gobierno que pareciera
se basa en el ‘principio de la
corrupción’ (sarcasmo incluido) va a ser muy difícil que se logre progresar
en cualquier ámbito, ya sea en seguridad, competitividad, en el aspecto socioeconómico,
etc. Estamos estancados y tristemente parece ser que así será por un buen rato.
¡Suertudo Mexi-Churchill.. se
salió con la suya!
~NL
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