martes, 18 de octubre de 2011

El pluralismo político estadounidense, sus medios y efectos perversos.

Por: Diana Yesica Cruz Castell
Relaciones Internacionales
UDLAP
137418

Pensar en el pluralismo político estadounidense es un ejercicio sumamente interesante. Por una parte la gran participación ciudadana que las instituciones y la historia misma estadounidense han logrado cimentar en su población me parece un hecho envidiable. Sin duda esta voluntad de participación política es una tarea digna de reconocimiento, pues en buena medida es el resultado de la eficacia de las instituciones, misma que se ha vuelto un incentivo y motor de cambio social, muestra de ello es el sistema judicial y el papel que sus jueces han desempeñado. Es dentro de este contexto de apertura política que los individuos han logrado manifestar y satisfacer sus necesidades.

Sin embargo dentro de esta sociedad pluralista que busca la representación de todos los intereses posibles, vale la pena analizar  los medios utilizados por los partidos políticos, las organizaciones no gubernamentales y los grupos de interés . Dentro de esta nota intentaré hacer una breve reflexión sobre los efectos adversos que el uso de mecánicas como el lobbying o la mediatización han generado.

La campaña del pre-candidato Republicano a la presidencia, Mitt Romney nos proporciona un buen ejemplo del uso de los medios que en teoría buscan la promoción del pluralismo político. Del viernes 7 al domingo 9 de octubre de este año se llevó a cabo el Values Voters Summit, una conferencia subsidiada por grupos cristianos ,  de entre ellos destaca la Asociación de la Familia Americana, cuyo orador Bryan Fischer se ha distinguido por sus duras declaraciones en contra de los mormones, musulmanes, y gays. Durante el evento ya citado Fischer invitó a los asistentes a no apoyar la campaña de Romney argumentando que su religión (mormona) es un culto y que la visión de libertad religiosa  de los Padres Fundadores no incluye a las religiones no cristianas.

La libre expresión es un derecho innegable para los ciudadanos estadounidenses y por tanto no podemos negar que el señor Fischer solo estaba en pleno uso  de este derecho.. Aunque la conferencia busca claramente unificar las preferencias electorales conservadoras y está en todo su derecho de hacerlo, la discriminación de las religiones no cristianas me parece un descarado atropello sobre los derechos de estas. La preferencia religiosa no debería ser asociada con las tendencias partidistas.

Son este tipo de declaraciones lo que provoca ciertas dudas en el carácter pluralista del ambiente político estadounidense. Si bien es cierto que  los ciudadanos son totalmente  libres de expresarse, también es cierto que no todos lo hacen de una manera tan abierta y que algunos otros, como es el caso de Fischer manifiestan opiniones que no solo buscan beneficios propios sino que atentan contra los intereses y la imagen de terceros. Estos hechos nos conducen al siguiente cuestionamiento ¿son la apertura política estadounidense y sus muy variados medios impulsores reales del pluralismo o en ciertos casos solo contribuyen contribuyen a resaltar la postura de los grupos con el  poder suficiente para la promoción de sus intereses?La respuesta es compleja y creo que se trata de entender que en la medida en que este ambiente pluralista busca la participación de cuantos actores sea posible el riesgo de  caer en la sobrerrepresentación de los grupos más poderosos se hace eminente. No es mi intención defender las creencias de Mitt Romney o de cualquier otro candidato, lo que busco es exponer los posibles riesgos del ambicioso proyecto estadounidense, sin dejar de reconocer el impacto positivo que la apertura política ha tenido sobre la vida de los ciudadanos estadounidenses.

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