domingo, 23 de octubre de 2011

La mentira royale: o cómo Calderón busca una manipulación ideológica mediante la destrucción de conceptos.


por Joseph Dickens Gavito
Relaciones Internacionales – Universidad de las Américas Puebla

Han sido casi dos meses desde el deplorable ataque al Casino Royale en Monterrey, Nuevo León en donde, oficialmente, 52 personas perdieron la vida. El presidente, Felipe Calderón, fue rápido en clasificar esta agresión como evidencia de que “...estamos enfrentando a verdaderos terroristas que han rebasado todos los límites”. De estas escasas once palabras se pueden hacer, por lo menos, dos preguntas. La primera y la más obvia es ¿son los criminales del mencionado ataque “verdaderos terroristas”? La segunda es ¿cuáles son estos “límites” de los que habla Calderón? o mejor aún, ¿qué es lo admisible en su guerra?

            Para la respuesta a la primera pregunta es necesario precisar qué es terrorismo. Tras analizar varias definiciones modernas, Ariel Merari, jefe del Center for Political Violence de la Universidad de Tel Aviv, interpreta que el terrorismo son acciones violentas llevadas a cabo por individuos o grupos en tiempos de paz con la intención de llevar una agenda política.[1] En su análisis, Merari también identifica los cuatro tipos de violencia política. Al discutir los ataques por parte de los Zetas al Casino Royale, hablamos de la violencia tipo ciudadanos vs. ciudadanos y Merari es claro; es sólo crimen común y no tiene intenciones políticas, con excepción de cuestiones raciales o étnicas, de izquierda o de derecha, anti-aborto, conservación ambiental o derechos animales.[2] Ninguno de estos describe las motivaciones de los Zetas. La dolencia y el resentimiento de las familias de los fallecidos es serio y comprensible, pero que hayan perecido inocentes no es suficiente para llamar a éste crimen un acto terrorista. La transgresión fue en contra de un negocio y sus dueños y los caídos estaban en un lugar inconveniente a una hora muy equivocada. Reportes indican que los agresores avisaron de sus intenciones y aconsejaron a los clientes salir lo antes posible.[3] En el terrorismo impera el “entre más, mejor” y si estos son terroristas, son de lo más incompetentes. Invito al presidente a que encuentre una sola instancia en la historia en donde un “verdadero terrorista” haya tenido una consideración vagamente similar. En vez de apresurarse en sus declaraciones, el presidente debería preguntarse en qué condiciones se encuentra su país si fallecen tantas personas en un casino inseguro, que llevaba actividades ilegales en nada menos que Monterrey. Lo que es triste es que varios medios de comunicación nacionales ahora utilizan la palabra terrorismo con la misma irresponsabilidad. ¿Acaso no es éste un claro ejemplo de la manipulación ideología entre-elementos de la que habla Sartori? ¿No es esto un intento por justificar una guerra que cada vez es más criticada?

            La segunda pregunta es tan abierta como la declaración del presidente mexicano. Él habla de que los ahora terroristas han “rebasado todos los límites”. Esto se podría interpretar de varias formas. Podría ser que el número de fallecidos es demasiado alto en esta ocasión, pero entonces ¿Cuántas muertes son aceptables? ¿50? ¿30? ¿10? O tal vez el límite se pasó cuando murieron civiles. En éste caso, se puede inferir que se valora más la vida de un civil, o que la de un soldado, policía o narcotraficante se valora menos. Los combatientes de ambos lados también tienen familias, son padres y esposos, y están dejando a sus hijos huérfanos y con un futuro no más alentador que el suyo.

            El presidente Calderón debería tener mucho más cuidado en sus declaraciones, especialmente ahora que México está en la mira de los Estados Unidos. Lo último que necesita México es que su propio presidente considere que hay terrorismo en su país, dándoles la razón a los congresistas americanos que están acomodando una posible intervención.


[1] Ariel Merari. “Terrorism as a Strategy of Insurgency,” en The History of Terrorism, ed. Gérard Chaliand y Arnaud Blin. (California: University of California Press, 2007). 16.
[2] Ibid., 18.
[3] “"Solo queríamos darles un susto", declaran detenidos por casino Royale,” CNN,
http://mexico.cnn.com/nacional/2011/08/30/solo-queriamos-darles-un-susto-declaran-detenidos-por-casino-royale



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