martes, 22 de marzo de 2011

¿Representa la salida de Pascual la reconstrucción de la confianza con EE.UU?

La salida de Carlos Pascual como embajador de los Estados Unidos de América en México, nos deja en claro ciertas situaciones que los mexicanos en sí, ya se imaginaban y demuestran lo sensibles que están las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.


Carlos Pascual, estaba predestinado a demostrar que el desempeño que tendría como en embajador en México no sería el mejor, fue enviado como un especialista en estados fallidos y ¿cómo no?, si en EE.UU están seguros de que somos todo menos un estado que cumpla con sus necesidades o con sus deberes como proveedor de leyes y estabilidad social, ello lo demuestran con la creciente actividad política, militar y de espionaje que han ejercido sobre nuestro país.

Pascual después de haber sido embajador en Ucrania, un claro estado fallido y en gran sentido conflictivo a percepción de Estados Unidos, formó parte de la “Coordinación para la Reestructuración y Coordinación de Estados” de Estados Unidos, con ello el país del norte, nos demostró que lo que buscaban ahora era lograr reconstruir un estado tan vacilante como lo es México.

El embajador, desde sus inicios no solo demostró la falta de habilidad para mantener buenas relaciones con México sino que también marcó el poco nivel de empatía que podría llegar a tener con un país en crisis como lo es el nuestro, tal es el caso de el repudio y indignación que generó los informes filtrados por “Wikileaks” donde se criticaba el trabajo del Ejercito y su mal trabajo que estaba realizando tanto el Ejercito como el gobierno mexicano.

Esto marcó un gran ataque o laceró de una manera muy fuerte la “dignidad” (la cual es muy fácil de lastimar) del gobierno de Felipe Calderón el cual automáticamente se sintió ofendido y logró que las relaciones directas con EE.UU ya no fueran lo mismo.

El panorama real que vemos con el vecino del norte, es una agenda llena de temas políticos muy delicados como es el maltrato a los inmigrantes mexicanos, la falta de verdadero apoyo en la lucha contra el narcotráfico como lo vimos con el proyecto “rápido y furioso” y hasta el mismo tratado de libre comercio, cosas que realmente han estado paradas en las relaciones de ambos países.

Con la salida de Carlos Pascual, no veo más que un chivo expiatorio sacrificado por el gobierno de EEUU para garantizar o dar a entender al gobierno mexicano que quiere realmente mejorar las relaciones con el mismo después de que este ha sido ofendido por varias situaciones arriba citadas.

Ahora vemos que diferentes figuras de la política mexicana se han levantado para decir que la renuncia de Pascual, mejorará enormemente las relaciones de México y Estados Unidos como lo es el PRI, PAN y hasta el mismo Senado.

¿Qué hay realmente de cierto en ello? Ya que es fácil y muy admirable ver el entusiasmo con el que se puede llegar a tomar ciertos acontecimientos políticos, pero las políticas en general que se han decidido y se han aplicado en contra de México, no es sólo de un Embajador, es de un país entero que está actuando buscando su beneficio y satisfacer sus intereses.

Pienso que el problema actual que se vive en esta falta de comunicación y verdaderas ganas de trabajar juntos lleva un trasfondo mucho más importante, donde Estados Unidos ya no está dispuesto a poner en riesgo a ninguno de sus ciudadanos para atender a los problemas sociales por los que México está atravesando, los cuales sabemos causa fuerte de los mismos son sus políticas y su forma de gobierno, donde vemos cada vez más problemas de racismo y discriminación a mexicanos, problemas con los cuales no se quieren acabar. Estos mismos, vienen desde las altas cúpulas del gobierno estadounidense, no de un nimio embajador que en cualquier momento puede ser remplazado como nos lo demostraron con la renuncia de Carlos Pascual.


Sagrario Uscanga González
Relaciones Internacionales
Universidad de las Américas

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