jueves, 4 de octubre de 2012

Inmigrantes Ilegales en México



Por: Brianda Romero Castelan
Filosofía Política

Hoy, cuatro de octubre del 2012, me topé con una noticia titulada Violencia sin precedentes hacia migrantes en administración calderonista, en el periódico La Jornada http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2012/10/04/102028063-violencia-sin-precedentes-hacia-migrantes-en-administracion-de-calderon-estudio .

La noticia habla de las violaciones a los derechos humanos que sufren los inmigrantes, pero no se refiere a los mexicanos en Estados Unidos de América, sino a aquellos que provienen de Centroamérica y Sudamérica y que cruzan nuestro país con el propósito de llegar a territorio norteamericano.
Resulta contradictorio que el gobierno mexicano, por un lado, dedique gran parte de su política, y sobre todo de su retórica, a la defensa de los mexicanos que, ilegalmente, residen en el país de “las barras y las estrellas”, tratando de negociar una mayor tolerancia sexenio tras sexenio, descalificando a las autoridades que cometen abusos y criticando fuertemente al levantamiento del nombrado “muro de la vergüenza”. Mientras que, por el otro lado, las autoridades mexicanas han sido acusadas en repetidas ocasiones de cometer fuertes violaciones a los derechos humanos de los migrantes que por su suelo pasan. Las agresiones se han llevado a cabo tanto por el uso de la fuerza legítima de la que el Estado posee el monopolio, de la cual Max Weber habló en La Política Como Vocación, durante la persecución de migrantes, o bien, atacando albergues humanitarios donde se amparan; como también ha habido numerosas y brutales agresiones por parte de grupos de crimen organizado de la cual, señala Ciro Pérez, el Estado es igualmente responsable por omisión. Lo más preocupante de la cuestión es que vaya en aumento, pues tal como el título del artículo señala, en el último periodo presidencial ha habido una “violencia sin precedentes”.
Es en esta incoherencia donde encontramos el verdadero interés del Estado mexicano, fuertemente inclinado hacia un objetivo político, mas no ético.
En mi opinión, el gobierno de nuestro país brinda apoyo a los emigrantes ilegales de nuestro territorio por dos razones que nada tienen que ver con el discurso político sobre la unidad del pueblo mexicano. En primer lugar, no se debe olvidar que su trabajo representa una fuerte derrama económica para la Nación, México es el primer receptor de remesas en América Latina, según datos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME). En segundo lugar se debe tomar en cuenta el papel que desempeña la opinión pública; es especialmente en tiempos electorales o de crisis nacionales donde la demagogia nacionalista cobra mayor fuerza; pero también durante el periodo de la administración, pues todo gobierno necesita ser considerado legítimo, lo cual, según Stefano Petrucciani en su libro Modelos de Filosofía Política, se obtiene únicamente mediante la satisfacción de las condiciones de justicia y libertad dictadas por el consenso de la sociedad.
Es visible entonces que la política del Estado no ha considerado la moral. Los derechos humanos de los migrantes extranjeros no tienen importancia en las decisiones del gobierno mexicano. Dicha manera de actuar se asemeja a la separación de la ética y la política de Maquiavelo. Para él la acción política va más allá del bien y el mal y se debe valer de todos los medios a los que tenga alcance para obtener sus fines. Expresa que “(…) es tanta es la distancia entre cómo se vive y como se debería vivir, que quien deja aquello que se hace por aquello que debería hacerse prepara su ruina (…)”. En este contexto, no es motivo de sorpresa que el gobierno mexicano no sea congruente en el tema de migración.

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