por: José Luis Arellano Zuradelli, 139472
21 de Noviembre de 2012
Fuente: El País
Ayer
durante un mitin el líder del partido CiU (Convergència i Unió) Artur Mas
declaró que seguirán tomando provecho de las acusaciones de fraude y corrupción
por parte del gobierno. “Están haciendo todo lo que pueden para ver si pueden
reorientar la voluntad popular” expresó el dirigente catalán ayer durante su
visita a L’Hospitalet de Llobregat. Con esto, Mas reafirma la denuncia
presentada por la federación nacionalista, dirigida a la fiscalía contra la
Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal del cuerpo Nacional de Policía por
delito electoral. Artur Mas toma las acusaciones provenientes de su rival
Mariano Rajoy como un “boomerang” el cual será un elemento decisivo para no solo
reafirmar el voto catalán, si no que con esto propiciará un beneficio electoral
mayor de lo que ellos mismos esperaban.
Al
parecer el preludio para los comicios catalanes no puede ser más dramático.
Sazonado del factor calumnia y corrupción, de “dimes y diretes”; la incesante
riña entre los partidos catalanes y el propio gobierno llega a un punto álgido.
A solo cuatro días de las elecciones, ambos bandos presumen liderazgo. No
obstante las encuestas y las anteriores manifestaciones demuestran lo
contrario. Las evidencias apuntan a que el movimiento independentista sigue
abarcando terreno y ha dejado acorralado a Rajoy y al PP (Partido Popular) con
todo y sus fallidas estrategias. Y es que a pesar de que el PP se ha respaldado
en pruebas “fantasma” no han logrado mermar la popularidad de Mas. Al parecer
el miedo principal del gobierno no es la reelección de Artur Mas y su bancada
de izquierda nacionalista, si no la promesa de un temible referéndum catalán.
La crisis española y la desesperación por parte de las comunidades autónomas por
los recortes, son los elementos idóneos para que Cataluña si bien no consiga su
independencia, pueda conseguir concesiones y autonomías que jamás había
logrado. Todo señala que Cataluña presenciará uno de los plebiscitos más
decisivos desde los tiempos de Francesc Macià. El sentimiento independentista y
el separatismo jamás habían recorrido las calles de la Ciudad Condal con tanta
fuerza. El repudio catalán hacia el gobierno y hacia una España dependiente de
las actividades económicas de la región genera un empuje creciente y tangible
hacia la auto-determinación.
En
mi opinión, la estrategia del dirigente catalán de autoproclamarse victima de
las calumnias por parte del gobierno español, puede ser el último clavo que
termine por cerrar el ataúd de un gobierno capaz de controlar toda la ideología
de nacionalismo catalán. La victimización de la comunidad autónoma ha sido un
elemento explotado exitosamente en legislaturas anteriores. Es evidente que la
crisis es el pretexto perfecto para catapultar lo que siempre estuvo latente en
cada legislatura. Sin embargo la independencia de Cataluña puede significar una herida mortal para las dos partes. Lo que es casi inminente y sin miedo a
equivocarme, puedo afirmar que CiU
continuará rigiendo la Generalitat de Catalunya y ese referéndum inundara las
calles tarde o temprano.
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