martes, 26 de noviembre de 2013


Luis Eduardo Torres Molina.

Filosofía Política.

26 de noviembre de 2013.

Mireles, el alzado líder de las autodefensas en Michoacán.

“Hacemos el trabajo del gobierno…” Dr. Mireles.

El Estado de Michoacán se encuentra hoy en el ojo del huracán, debido al colapso, aún no total, del sistema gubernamental y el nacimiento de grupos de autodefensa, que en palabras del Dr. José Manuel Mireles, uno de sus líderes más representativos, surgieron “por el hartazgo de ser víctimas eternas del crimen organizado ante la inacción o complicidad de las autoridades.”  Gracias a la reciente entrevista llevada a cabo por el semanario Proceso, que puede ser consultada en su edición 1934 o en el siguiente sitio web: http://www.proceso.com.mx/?p=358772, podemos apreciar el difícil y complejo panorama que vive el sistema político de dicho Estado, cuyo aparato gubernamental oficial, hoy colapsante, se encuentra inmerso entre la lucha sostenida por los grupos de autodefensa vs. el crimen organizado, situando a la población civil en un limbo de bienestar social.

El Estado, según las diferentes posturas teóricas, nace de la racionalización de las circunstancias, con el fin de tener certeza de la seguridad de lo “suyo” ante la prepotencia de los “otros”, tal como postulara Kant, en este sentido, si el Estado oficial no otorga certeza ni salvaguarda los derechos e intereses de la sociedad civil, es predecible la aparición de un nuevo agente central, en este tenor, la salida del estado de naturaleza, no es sólo un deber, si no que responde también, como había postulado el pensamiento contractualista, al interés de los hombres. Así, mientras para Locke la decisión de despojarse de la libertad natural sólo compromete a aquellos que la sumen, en tanto quienes no se adhieren a ella permanecen en el estado de naturaleza, en Kant, los individuos están obligados a dar, por que rechazarlo significaría optar por quedarse en un estado de injusticia, la adhesión no es sino aquella debida a una ley de la razón y no tiene que ver con una preferencia que los individuos pueden o no abrigar en la práctica. Establecer la unión estatal, es entonces un deber.

Los grupos de autodefensa están conformados, según testimonio del Dr. Mireles, por individuos dispuestos a morir para defender a su familia, sus propiedades y trabajos y liberarse de 12 años de estar bajo el yugo del crimen organizado”, por lo que estoy de acuerdo con la operación de estos grupos, siendo similares a una “politeia” aristotélica, después de todo, pareciera que El pueblo manda. Sólo el pueblo puede defender al pueblo” según la concepción del citado doctor. Sin embargo, debemos inferir más allá de lo obvio y preguntarnos ¿Hasta dónde llegará el poder e influencia de estos grupos? ¿Podrán cumplir sus objetivos sin degenerarse? Al monopolizar el uso de la fuerza y legitimarla en el consenso popular, por la salvaguarda de la propiedad, de la familia, el modus vivendi, grupos tan numerosos legitimados y empoderados por amplios sectores de la sociedad civil, tienden a suplantar al Estado oficial colapsante.

El caso michoacano es ciertamente motivo de estudio, el estado prepolítico imperante en términos hobbesianos, reflejo de un aparato gubernamental corrupto, que al paso del tiempo fue resquebrajándose hasta llegar a un punto de quiebre, nos ofrece la oportunidad de establecer modelos teóricos que permitan, conjuntamente con el análisis de otros casos a través de la historia, la racionalización de hechos de similar naturaleza, para comprenderlos mejor y planificar mejores estrategias para enfrentar dichas contingencias.

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