martes, 11 de febrero de 2014

Política Estadounidense

Juan Pérez


Un coro sorprendente de figuras de la política estadunidense hacia Cuba –que incluye al empresario cubano-estadunidense tal vez más poderoso y al candidato demócrata a la gubernatura de Florida– muestra en los últimos días que se necesita una nueva canción en la relación bilateral, lo cual genera especulación sobre si habrá un mayor giro en la estrategia de Washington hacia la isla.

Cuando se reveló hace pocos días que Alfonso Fanjul no sólo había visitado su país natal, sino que consideraba la posibilidad de invertir ahí, se desató un temblor político para los defensores del bloqueo impulsado por la Casa Blanca contra Cuba durante más de medio siglo.

Fanjul, poderoso magnate del azúcar en Estados Unidos y exiliado cubano, cuya familia ha sido uno de los pilares de la élite cubano-estadunidense durante medio siglo, ha financiado la carrera política de varias figuras prominentes de los dos partidos (Alfonso es más cercano a los demócratas, sobre todo a los Clinton; su hermano José es más republicano, que apoya a figuras como el senador Marco Rubio, entre otros).

El empresario se trasladó a su país de origen en un par de visitas recientes patrocinadas por la Institución Brookings, con sede en Washington, y expresó al diario Washington Post que deseaba buscar maneras de reunificar a la familia cubana de la diáspora y de la isla, y que estaba abierto a invertir en Cuba bajo las circunstancias correctas, donde haya un arreglo dentro de Cuba y Estados Unidos y se pueda hacer legalmente.


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