Por: Angelina Velasco Camacho
Relaciones Internacionales - UDLAP
Relaciones Internacionales - UDLAP
En Ecuador un grupo de jóvenes pertenecientes a una asociación de nombre "Cascos Rosas" y autodenominados “neomasculinos”, combaten la violencia de género en su país. El logo de esta asociación como su nombre bien lo dice son unos cascos de color rosa, y su objetivo es erradicar completamente el machismo, y buscar la equidad de género.
La mayoría de los miembros son jóvenes menores a 20 años y su estrategia a seguir se basa en capacitaciones y talleres en sus respectivas provincias, haciendo frente y promoviendo valores que hoy por hoy son indispensables para un buen desarrollo de la sociedad. Ha llegado el momento de desafiar la indiferencia ante un tema tan polémico, dañino y hasta cierto punto ignorado.
“El Plan Nacional de Erradicación de la Violencia de Género del gobierno de Ecuador dice que ocho de cada 10 mujeres han sido víctimas de violencia alguna vez." (El Universal, Martí Quintana). Ana Lucía Herrera que se encuentra a la cabeza de organismos que trabajan mano a mano con el gobierno para crear un Consejo de las Mujeres e Igualdad de Género en la Asamblea Nacional, explican que este fenómeno se debe a que a pesar de que existe alarma en el país por la delincuencia y el maltrato, muchas veces se olvidan las políticas en favor de la mujer, que son “las principales afectadas”. Y es por eso que impulsada por este deseo de cambiar la situación, y que precisamente se ataque el problema de raíz Rocío Rosero, presidenta de Acción Ciudadana por la Democracia y el Desarrollo, creo este proyecto, el cual ha tenido éxito porque Rosero comenta que han pasado 700 jóvenes por sus talleres.
A pesar de que esta cifra puede parecer pequeña, no debemos de olvidar que el proyecto lleva poco tiempo en proceso, sin embargo ha llamado la atención de los medios; y aun más importante que eso, es el pensar que estas 700 personas por su rango de edad son el futuro; dentro de algunos años y con suerte se les vera en puestos más importantes, tanto laboral como familiarmente, haciendo que el impacto de sus ideas sobre respeto y equidad tenga mayor y mejor alcance. La semilla ya esta plantada, falta darle impulso y tiempo.
Parece imposible que a pleno siglo XXI estas cosas de maltrato físico en tantas repetidas ocasiones sigan pasando, con todo el avance que se ha vivido en sectores como la industrialización y por ende la educación resulta incoherente vivir situaciones así, es por eso que cada grano de arena cuenta. Movimientos como los Cascos Rosas son el ejemplo perfecto de que el buscar la equidad ya no es sólo cosa de mujeres, hay hombres que cada vez se sensibilizan e involucran en la causa. Esto tiene un gran peso por que cambia el enfoque que se podría considerar al escuchar la palabra feminismo. Día con día juntamos más y mejores esfuerzos por una lucha que además de justa es necesaria. Es momento de unir voluntades, jóvenes, adultos, hombres y mujeres por igual.
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