Al término del segundo sexenio bajo la influencia política del Partido de la Revolución Democrática, el estado de Baja California Sur se encuentra nuevamente ante la posibilidad de una alternancia de poder. Tras poco más de una década caracterizada por abusos, atropellos e intereses excluyentes, sobresale la duda y la incertidumbre sobre los resultados de las próximas elecciones. Dado lo cual, el Partido Revolucionario Institucional en alianza con el Partido Verde se ha mantenido como el favorito al triunfo, despojando al PRD/ PT hasta la posición tercera, detrás del PAN.
Los ciudadanos parecen depositar sus esperanzas en el partido tricolor bajo el lema “Juntos por el nuevo rumbo”, el cual pretende básicamente solucionar conflictos presentes y reparar los daños ocasionados por el partido anterior. Mencionando así entre sus propuestas, becas de estudio, reorganización pesquera y devolución de tierras expropiadas.
A decir verdad, la táctica es bastante buena, pues se hacen presentar no sólo como una especie de salvadores si no que mantiene la atención a las expectativas para evitar los antecedentes.
Ciertamente, el hecho de que el PRD se ha encargado de exprimir todos los recursos del estado a manera de ventaja propia es indiscutible, pues ha vendido desde la fauna marina, la única zona de reversa biosfera para fines mineros, territorios ajenos, hasta incluso privatizado la seguridad pública. Quizá y pensando de forma ingenua, creyendo éstas las únicas formas de sobresalir en una economía marcada y en decadencia por la crisis estadounidense.
Aunque han sido tiempos dobles, situaciones distintas y economías incompatibles, en comparación con otras gubernaturas, ha sido hasta ahora que la ciudadanía parece estar verdaderamente insatisfecha. Pasando de forma sorprendente de una actitud indiferente a una retadora, reclamando su derecho de soberanía y participación ciudadana. Ha sido hasta mediados/finales de la gubernatura perredista que la gente se ha levantado y manifestado ante un gobierno incompetente y desgarrador que ha demostrado nada más que un intento de “dinastía” en su traslado de poder interesado.
Lo que nos deja en claro una cosa, la gente se encuentra inconforme con el poder político vigente.
Pero entonces ¿es posible cambiar el rumbo del estado de BCS con sólo la alternancia de poder? El sentido de la pregunta cambia, no por la estructura de la misma, sino por una simple palabra, ”sólo”. De esta manera nos lleva a pensar que no es únicamente el gobierno quien crea el Estado, sino el conjunto de 2 elementos más, el territorio en éste caso BCS y nosotros, la gente. El rumbo del Estado no se encuentra definido, se encuentra especulado, los poderes influyen ciertamente de gran manera pero no lo son todo. La soberanía existe, pero hemos decidido ignorarla, el gobierno debe estar apoyado por el pueblo y el pueblo sentirse apoyado por el gobierno. De no ser así, se pierde el sentido de la política misma, cayendo en los principios e instintos básicos de individualismo y explotación. Así que en forma de ilusión y como mucha gente elige creer, sí se requiere un cambio de poder para cambiar el rumbo, alcanzar el status deseado y cubrir las expectativas implementadas. Se estarían unos pasos más cerca del desarrollo, lidiando con las repercusiones indeseadas pero existentes. Sin embargo algo es cierto, acabando el sexenio del Partido Revolucionario Democrático a partir de ése punto el único lugar para ir es hacia arriba.
Zaira Coral Delgado de Ita
Relaciones Internacionales
Universidad de las Américas Puebla
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