Seis días han transcurrido desde las pasadas elecciones de medio término de Estados Unidos, con resultados bastante difusos y para algunos (la mayoría mejor dicho) lamentables. Los republicanos arrasaron en la cámara de representantes, logrando volverse una mayoría, aproximadamente un 57.25% a comparación de sus compañeros demócratas, ahora con un 42.75%.
Lo sorprendente, inimaginable, atónito, y muchos adjetivos más, es que esto se logró gracias al apoyo de candidatos hispanos. Esto es bastante curioso, ya que hasta mediados del presente año, eran los demócratas los que habían monopolizado el uso de hispanos como candidatos a puestos políticos. Pero ya no más, los republicanos encontraron la manera de ganarse el voto latino y ahora personajes como Jaime Herrera (Washington), Bill Flores (Texas) y David Rivera (Florida) entran a escena.
Y aun hay más. Como si esto no fuera suficiente, los republicanos tambien lograron un avance considerable en el senado, 46 escaños ganados. Sin embargo, los demócratas persisten como mayoría, teniendo 51 asientos. Curiosamente los demócratas lograron mantener dicha mayoría gracias (nuevamente) al apoyo de hispanos. Sin dicho voto, el senador Harry Reid no hubiera logrado mayoría en contra de su contrincante Sharron Angle, la cual, hizo declaraciones bastante polémicas acerca de diversas políticas antiinmigrantes. No es de extrañar porqué no logro contar con el apoyo latino.
Estas elecciones no sólo han mostrado cómo el panorama político actual de los Estados Unidos está cambiando, sino que tambien muestran la importancia de un sector para muchos olvidado, en la política de dicho país, el sector latino. La población de este grupo se ha visto mucho más involucrada en comparación a las elecciones en 2008.
Si bien esto no aplica a toda la población de Estados Unidos (la verdad es que muchas personas prefirieron quedarse en sus casas a ver televisión) los hispanos buscaron un cambio de dirección. La verdad es que una inmensa mayoría está desilusionada con el gobierno, los resultados no son los esperados y los problemas sociales y económicos parecieran no tener solución.
Escepticismo y decepción es lo que se puede percibir en la población americana, a medio término del gobierno del presidente Obama. Todos estamos de acuerdo en que el cambio no es instantáneo, sin embargo, en la nación del internet y la comida rápida están acostumbrados a recibir lo que quieren de una manera veloz y sin esfuerzo. Obama está demasiado ocupado buscando crear un cambio radical tanto en la política como en la imagen de su país. La reforma de salud fue sólo el principio, inversión en fondos en la educación, una mejor infraestructura y la búsqueda de energía limpia y renovable son solo algunos de los campos que su gobierno busca abarcar y explorar en beneficio de su país.
Pero como dice el dicho, ¨el que mucho abarca poco aprieta¨. Y no podría estar más en lo correcto. La derrota demócrata en las elecciones y la toma de control de la cámara de representantes por parte de los conservadores (perdón, republicanos), fue un golpe bajo para Obama y su gabinete. Él mismo ha declarado que por estos hechos, se verá obligado a hacer ciertos ajustes y cambios a medio camino.
Qué tristeza la verdad, ver frenados tantos cambios, incluyendo la ya larga promesa de una reforma migratoria, por culpa del poco interés político que existe en el país vecino del norte. Debería servirnos al menos de lección a nosotros, para darnos una idea de lo que pasa cuando no hacemos valer nuestro voto. Pero bueno, volviendo al tema, tampoco hay que exagerar, si bien se perdió una batalla, la guerra aún continua. Y continuará siempre.
Hay tres tópicos primordiales respecto a inmigración que se han visto drásticamente afectados por las elecciones del mes en curso. A continuación, se explica a detalle cada uno de ellos:
1. Reforma Migratoria. La ejecución de una reforma migratoria a gran escala y largo plazo es un escaño esencial en la política actual entre Estados Unidos y México. Sin embargo, desde los atentados terroristas del 11 de septiembre este tema ha sido rezagado hasta ahora. Por distintas causas, cada vez más personas emigran al país vecino del norte, y es por esto que el tema ha vuelto a cobrar importancia. Sin embargo, ni los republicanos ni los demócratas se ven inspirados en buscar una reforma migratoria real. Solo hay promesas y planes, sin embargo existen prioridades y para bien o para mal, la reforma migratoria no es una de ellas.
2. Dream Act. Mucho se ha hablado de este proyecto. A resumidas cuentas, se trata de becar a hijos de inmigrantes con ganas de estudiar. Se escucha alentador, sin embargo, con políticas y leyes antiinmigrantes como la SB1070, un proyecto que ayude a los inmigrantes ilegales no puede ser real por ningún lado. Pero sorpresa, de los tres tópicos primordiales, este es el más real y tangible ya que tanto demócratas como republicanos (hispanos al menos) lo apoyan, ya que se considera en pro de los Estados Unidos y la educación de su población.
3. Ley de ciudadanía. Si el dream act es el bueno y la reforma migratoria el malo, entonces a este punto le tocaría el papel del feo. Se busca que mediante una ley y no una mera enmienda constitucional, se deba garantizar que los hijos de indocumentados no obtengan la ciudadanía estadounidense automática a menos que uno de sus padres esté en el país legalmente. Creo que cada quien puede sacar sus conclusiones y opiniones acerca de este tópico. En lo personal lo considero como el más racista y anti americano de todos. Es parte del derecho internacional, el mismo que con tanto ahínco los Estados Unidos busca repartir por todo el mundo, el que dictamina que una persona nacida en territorio de un Estado automáticamente adquiere la nacionalidad del mismo. La contradicción es más que implícita.
Es increíble cómo están cambiando las cosas. Los republicanos están volviendo gracias a las mismas personas que los habían recluido a convertirse en una pequeña minoría, los hispanos. Esto gracias a una jugada bastante acertada por parte del “tea party”, la inclusión de candidatos latinos. Y resultaron victoriosos, como Susana Martínez, nueva gobernadora de Nuevo México o Brian Sandoval, nuevo gobernador de Nevada. Sin embargo, esto no es suficiente. Si los republicanos realmente quieren ganarse el voto latino deberán acoplarse a sus compañeros demócratas, apoyando resoluciones a favor de los inmigrantes.
Y como diría Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes (osease Cantinflas) ¨ahí está el detalle¨. Los republicanos son un cero a la izquierda respecto al apoyo de leyes y reformas pro inmigrantes. Si no pregúntenles a las personas de Arizona y los estados fronterizos. Sin embargo no pueden llegar y derribar el árbol que con tanto esfuerzo Obama y sus compañeros de partido han logrando erigir. Es por esto que hasta cierto punto la situación de los hispanos, latinos e inmigrantes podría ser llamado de ganar-ganar.
Tanto demócratas como republicanos se van a pelear por el voto latino, que ha demostrado su relevancia en estas elecciones. Y es por esto que noviembre se vuelve un mes importante para los latinos, muy a parte del día de muertos. El problema llegaría si alguno de los bandos no llegara a cumplir sus promesas. En ese caso creo que la población latina tomaría otro rumbo de acciones, más parecidos a los estigmas raciales que con tanto ahínco los republicanos como Sharron Angle predican.
Sergio Martínez Peralta
Lic. en Estudios Internacionales
Universidad de Monterrey
Universidad de Monterrey
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